El reciente incidente de explosiones de buscapersonas entre combatientes de Hezbollah en el Líbano define una nueva era de guerra cibernética. Durante el fin de semana, equipos de comunicación militantes, principalmente buscapersonas anticuados, explotaron en el sur del Líbano y Beirut, dejando personas heridas. Los funcionarios de Hezbolá han sugerido que la explosión pudo haber sido causada por malware, pero los expertos en ciberseguridad dicen que hay una explicación más simple: un simple y viejo cebo explosivo. Ya sea debido a este enfoque particular o no, este ciberataque en particular es un ejemplo clásico de cómo los principios de la guerra cibernética y física están convergiendo en los conflictos actuales. Aún más sorprendente es el hecho de que estas explosiones se llevaron a cabo a través de tecnología de comunicaciones que se considera cada vez más obsoleta. Este ataque, que puede ser obra de Israel, abre un nuevo capítulo en la guerra cibernética que se extiende mucho más allá del incidente actual.
En una época en la que los teléfonos móviles, las aplicaciones e incluso las plataformas de comunicación cifradas están ampliamente disponibles, la dependencia de Hezbollah de los buscapersonas puede parecer bastante extraña. Sin embargo, considerando la presencia de seguridad operativa en la guerra moderna, no es tan simple como parece. Los sofisticados mecanismos utilizados para proteger los dispositivos modernos suelen pasar por alto el hardware al final de su vida útil. En este caso, los atacantes aprovecharon al máximo esta suposición, convirtiendo un dispositivo simple e inofensivo en una herramienta mortal. Aunque los buscapersonas ya están obsoletos en el marco general de la guerra cibernética y la intrusión en la red, las debilidades demostradas en esta área han provocado pérdidas de vidas y perturbaciones en el negocio.
Este caso de convertir buscapersonas en artefactos explosivos improvisados muestra que incluso si alguien los considera obsoletos, dichos dispositivos pueden tener efectos negativos desconocidos. La guerra cibernética se ha definido principalmente por el robo de información confidencial, el espionaje o el mal funcionamiento de instalaciones clave. Lo que estamos presenciando hoy es una transformación en la que las amenazas cibernéticas se expresan en forma de impactos físicos. Si bien este ataque se centra en Hezbollah y su entorno operativo en el Líbano, las innovaciones estratégicas demostradas aquí deberían ser motivo de preocupación para un público mucho más amplio. Esto plantea preguntas inquietantes. Armar algo tan simple como un buscapersonas solo requiere pensar fuera de lo común. Imagínese lo que puede hacer con otras tecnologías más desarrolladas y sofisticadas, como los teléfonos inteligentes y otros dispositivos de Internet de las cosas actuales.
Teniendo en cuenta los teléfonos inteligentes actuales, los buscapersonas parecen dispositivos simples que no tienen nada que ver con las herramientas de comunicación actuales. Los teléfonos inteligentes actuales son órdenes de magnitud más complejos, con baterías más grandes, circuitos más complejos y más sensores. Los buscapersonas son cada vez más esenciales en la guerra y en la vida civil, y pueden usarse como indicadores de futuras guerras cibernéticas. Dado que estas baterías de teléfonos inteligentes tienen energía, existen graves consecuencias si se omite la batería del teléfono inteligente. ¿Qué estragos podrían causarse si los piratas informáticos pudieran obtener el golpe de gracia y detonar de forma inalámbrica las respuestas de los teléfonos y otros dispositivos modernos, como se ve en el caso de los altamente efectivos buscapersonas de Hezbollah?
Por lo tanto, este incidente puso de relieve la necesidad de proteger no sólo la información sino también los sistemas físicos de los equipos de comunicación. Si bien la ciberseguridad tradicional consistía en proteger las redes, la información y la privacidad, muchos se han dado cuenta de que el siguiente nivel es la protección contra los efectos físicos que puede causar la actividad cibernética. Ya no existe una línea clara entre el mundo real y el virtual, y este ataque a Hezbollah puede ser sólo la primera advertencia de una amenaza compleja aún más mortífera.
Muchos analistas dicen que la reciente explosión del buscapersonas es otra forma de ataque real de Israel contra Hezbolá en el ciberespacio. El factor tiempo y la escala indican que se trataba de un plan bien coordinado destinado a neutralizar a los combatientes de Hezbollah en el sur del Líbano. Hasta la fecha, las autoridades israelíes no han respondido públicamente a este ciberataque, pero la operación parece pertenecer a una serie de operaciones israelíes que utilizan fuerza física y no física. En ambos casos, Israel es uno de los principales actores que aplica capacidades cibernéticas en operaciones contra sus adversarios, con el objetivo de perturbar sus actividades. El enfoque adoptado contra los buscapersonas de Hezbollah ejemplifica el mayor desarrollo de la capacidad de Israel para alterar los sistemas de comando y control del enemigo y al mismo tiempo aprovechar esa tecnología para dañar al enemigo.
Los ataques de buscapersonas de Hezbollah proporcionan una comprensión profunda de la tecnología bélica, su evolución y su desarrollo futuro. Hasta hace poco, el concepto de guerra cibernética se ha asociado principalmente con niveles relativamente bajos de poder destructivo para lograr objetivos militares de naturaleza no crítica, como el espionaje, el robo de datos y la alteración de la infraestructura. Pero la capacidad de un ciberataque para causar daño físico está en otro nivel. En este tipo de conflicto, o “guerra”, los límites entre el ámbito de las redes informáticas y el espacio de batalla físico son muy debatidos, y la nueva complejidad para estrategas y políticos es… esto último. No hay necesidad de preocuparse. Las amenazas que emanan del mundo digital ya no son tan virtuales como antes y es mucho más probable que tengan un impacto instantáneo en el mundo real.
También necesitamos comprender formas más antiguas de equipos de comunicación, como los buscapersonas, que son relativamente antiguos para todos. Son extremadamente vulnerables. En la mayoría de las discusiones sobre ciberseguridad, es muy común escuchar acerca de la protección de sistemas nuevos y avanzados. Aquí vemos un sistema armado muy antiguo pero muy poderoso actuando como una farsa al llevar a cabo este ataque. Esta es una afirmación muy importante sobre la eficacia de los “terroristas cibernéticos” o “hackers” que lograron penetrar con éxito un sistema tan antiguo. Cuando la gente usa buscapersonas hoy en día, piensa en las décadas de 1980 y 1990 como una época en la que dominaban los buscapersonas, pero si se les influye adecuadamente, estos dispositivos podrían servir como armas poderosas en el curso de la guerra. Es necesario mencionar que sí lo hay. Mantener un sistema tan primitivo debe haber sido la manera de Hezbollah de evitar que se prestara atención a las complejidades de la guerra cibernética, pero al hacerlo cayeron en una trampa que les tendieron.
Más allá del número de muertos y otros daños, la explosión del buscapersonas apunta a un problema mayor relacionado con la guerra cibernética. ¿Qué significa esto para los sistemas modernos mucho más desarrollados? Los teléfonos inteligentes, los drones y los dispositivos de Internet de las cosas (IoT) son parte de la sociedad actual. Si todas estas tecnologías son atacadas, se podrían causar desastres y catástrofes aún mayores. El incidente del buscapersonas muestra que las amenazas en el ámbito de los ataques cibernéticos son mucho más diversas de lo que se pensaba anteriormente. Y dado que estamos en una época en la que casi todas las estructuras parecen estar interconectadas, los efectos de una falla en los dispositivos de comunicación pueden ser gravemente fatales, no sólo para los militares sino también para los civiles.
La explosión de los buscapersonas de Hezbollah no es sólo un episodio, sino un presagio de guerras futuras. Muestra cómo la guerra cibernética puede evolucionar hasta convertirse en algo mucho más mortífero que la piratería informática o el espionaje. A medida que el espacio de batalla entre el ciberespacio y el ámbito físico tradicional se vuelve cada vez más borroso, las implicaciones para la seguridad nacional, las tácticas militares y las poblaciones civiles serán profundas. Los conceptos que es necesario revisar a la luz de este ataque no son sólo las cuestiones de ciberseguridad, sino también la seguridad de las personas y sus propiedades en un mundo donde todo está en línea e interconectado.
Pagers explosions across Lebanon: Cyber Warfare’s New Lethal Frontier